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Prácticas de gestión de la emergencia COVID-19 con poblaciones en situación de alta vulnerabilidad.

La presencia del “fenómeno COVID-19” en las Américas recuerda y amplifica la complejidad, la multicausalidad y la dinamicidad del fenómeno drogas y de las condiciones de vida con las cuales este es asociado en particular aquellas comúnmente consideradas de “exclusión social severa”[1] como aquellas relacionadas con el fenómeno de las drogas [1] [2] [3]. La sinergia entre los tres fenómenos y como estos son vividos por las personas en las comunidades, los y las trabajadores, las personas en situación de vulnerabilidad, los decisores en las instituciones y en la política pueden aumentar o reducir las situaciones de vulnerabilidad de las personas, sobre todo los más excluidos, en el contexto de sus relaciones vitales, de la convivencia social, de la seguridad ciudadana, de la salud, del desarrollo y de las actividades económicas. Aquello que sucede en el nivel más excluido de la población es a su vez amplificado por fenómenos similares a nivel de países y de la región como por ejemplo la masiva pérdida de empleos formales en todos los países.

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La Red Americana de Instituciones que Intervienen en Situaciones de Sufrimiento Social (RAISSS) ubica su atención, en el desarrollo de estrategias y acciones con poblaciones y comunidades para las cuales cada una de las situaciones de vulnerabilidad e incluyendo actualmente el fenómeno COVID-19 se entreteje con otros fenómenos: la vida en la calle o en sitios inseguros en diferentes aspectos, la economía informal de supervivencia, el tráfico y consumo de sustancias, el trabajo sexual, la explotación laboral, la escasez de recursos educativos, la privación de libertad etc.

Estas mismas poblaciones y comunidades sobreviven también porque han sabido construir estrategias y formas de autoprotección, es decir han desarrollado recursos y maneras de organización que, bajo las actuales circunstancias, pueden constituir un enorme capital de competencias y conocimientos y al mismo tiempo se sentirán visibilizados y valorados y parte relevante y útil de nuestra sociedad. Esta característica, es la estrategia principal de la Red Americana RAISSS: la revaloración de los recursos de las comunidades, los micro contextos de las comunidades, la respuesta inmediata y vital que puede reforzar procesos de desarrollo sustentable a nivel micro local.

En estos momentos en los cuales el mundo se encuentra en situación de pandemia, en los cuales la atención principal está enfocada en una macro política médica salvavida para los pocos que pueden acceder y la macro política económica enfocada en el apoyo al mundo empresarial formal, el enorme mundo de lo no formal y sus partes más vulnerables necesitan de una intervención inmediata y coordinada enfocada en propuestas concretas, conocimiento y acción.

Debemos evitar olvidar, que la actual situación de emergencia, poco se aleja de la cotidianidad, de las comunidades que tradicionalmente han experimentado una alta situación de vulnerabilidad. La actual crisis de salud global ha evidenciado cuán vulnerables podemos ser los seres humanos, nuestras sociedades y los sistemas de producción y consumo existentes y la magnitud de los riesgos asociados con la economía global y un sistema social, basado en un sistema lineal que utiliza un enfoque de "tomar, hacer, botar".

Todos los riesgos lineales que han sido expuestos a través de la pandemia de COVID-19 refuerzan la necesidad de una transición justa a una economía circular. Pero si bien la reducción en el consumo de recursos es necesaria para lograr la sostenibilidad, los impactos sociales en los países de bajos y medianos ingresos y sus habitantes en situación de vulnerabilidad, requieren mecanismos de soluciones inmediatos, prácticos y locales. Muchas de las grandes soluciones pueden surgir de las relaciones humanas y del intercambio de servicios a través de la circularidad de las relaciones. Todas las personas, sin importar su nivel de situación de vulnerabilidad, tienen algo que ofrecer, algo que aportar para mejorar las condiciones de su entorno, de su “metro cuadrado” y bajo las actuales circunstancias, todo esto retoma cada vez más relevancia, necesidad y aplicabilidad.  

En este sentido, todos los planes de recuperación de la pandemia global de COVID-19 podrían estar alineados con los principios de una economía circular inclusiva donde todos somos parte de la solución, garantizando la resiliencia y la preparación a corto y largo plazo para los desafíos y las perturbaciones futuras.

Recomendaciones e ideas: una invitación para actuar juntos.

Bajo esta perspectiva lo actores que viven en esas condiciones y las organizaciones de la Red Americana RAISSS que trabajan con ellos, recomiendan lo siguiente:

01

Encontrar modalidades creativas, sostenibles basadas también en recursos comunitarios locales para garantir la continuidad y sostenibilidad del trabajo de organizaciones e instituciones que tienen un contacto directo con este tipo de población apoyando con recursos económicos sus estrategias incluyendo trabajo de calle y de comunidad, mitigación y reducción de daños.

02

Promover y apoyar económicamente una política de capacitación y autocapacitación que valorice los conocimientos y competencias de las comunidades y de los profesionales considerando que el centro de la acción son las relaciones entre las personas y su calidad de vida, temas que el virus y las drogas colocan de nuevo en el centro del escenario.

03

Integrar los recursos de la política pública, del sector privado, de la sociedad civil y de las poblaciones vulnerables con la finalidad de propiciar y apoyar económicamente y con insumos la producción-venta de medios de protección personal (Ej: mascarillas) a nivel de las comunidades de manera que respondan simultáneamente al objetivo de la protección personal y al desarrollo de los emprendimientos locales. El involucramiento de las personas en situación de alta vulnerabilidad en estas iniciativas puede compensar la disminución de apoyos por parte de las instituciones que se encuentran enfocadas en otras emergencias.

04

Producir conocimiento y apoyo propiciando a nivel local redes, para el reconocimiento de las personas infectadas (formación de personas de la comunidad y equipos para el registro de indicadores) de manera que se adopten medidas de protección de estas personas y de su entorno relacional.

05

Privilegiar acciones prácticas arraigadas en los territorios con una alta participación de actores de las comunidades, las cuales valorizan los recursos y las competencias propias de cada una de las comunidades.

06

Privilegiar las acciones prácticas arraigadas en los territorios que contribuyen a producir un conocimiento indispensable sobre el impacto que esta nueva infección tiene en las condiciones de vida de estas poblaciones: sobre sus condiciones de seguridad, su alimentación, sus actividades de supervivencia económica, su salud etc.

07

Privilegiar, escuchar y aprender a través de acciones prácticas enfocadas hacia la protección de las relaciones entre las personas en la calle, en sus viviendas y en los micro territorios de las comunidades.

Características de las prácticas de la Red Americana RAISSS: Las practicas presentadas por los socios de la Red Americana RAISSS se enfocan en los aspectos siguientes:

Son todas prácticas implementadas.

Son prácticas que apoyan acciones y procesos de emprendedurismo local.

Son prácticas en las cuales hay una alta participación de actores comunitarios.

Son prácticas que se establecen en continuidad con las estrategias del tratamiento comunitario y en este marco contemplan la innovación producida por el fenómeno COVID-19.

Son prácticas implementadas con: privados de libertad, personas que viven en la calle o de la calle, mujeres, adultos mayores, población LGBTI etc.

Las prácticas presentadas están caracterizadas por un conjunto de elementos transversales:

Buscan activamente proteger, mantener o reparar el tejido relacional de las personas, de su entorno social no confundiendo distancia física con distancia social.

Son prácticas que buscan generar sintonía y colaboración entre todos los actores que participan.

Son prácticas concretas: servicios de la población con la población, basadas en necesidades reales manifestadas por las poblaciones.

Son prácticas que buscan producir conocimiento acerca del fenómeno COVID-19: conocimientos sobre el impacto que este fenómeno tiene en las vidas de las personas y de sus comunidades, sobre sus condiciones de vulnerabilidad y estilos de vida y modalidades no formales de organizar la vida social en lo cotidiano.

La pandemia nos ha demostrado que las emergencias globales pueden acelerar los procesos que de otro modo podrían tomar años, incluso décadas, para obtener o revertir los logros que han tomado años en ser alcanzados. Con esto tenemos una maravillosa oportunidad de generar cambios contundentes y sostenibles en nuestra sociedad.

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